sábado, 7 de noviembre de 2015

Ángel Arconada, por Jaime Alfonso Alonso. (primera parte)

Teatro Victoria, donde se representó la obra de Arconada
Ángel Araconada es una persona muy importante desde el punto de vista teatral para el Candil. Era un hombre muy excéntrico… vamos, que estaba como una chota. Para el décimo aniversario, el Candil puso una obra suya, la fiesta de la ollas y las copas, una obra a la que los actores denominaban "Los Picapiedra", porque había una escena en las que unos figurantes golpeaban unas piedras en escena. Era una obra de corte griego y con esas piedras hacían ritmo unos muchachos que interpretaban el papel de coro

Desde el punto de vista intelectual, Ángel Arconada aportó mucho al grupo.
Angel era un hombre muy sensible que se enamoraba de inmediato de todo aquello que significa sé evolución, novedad artística, estética.
Uno de los grandes amigos de Ángel Arconada fue Antonio Malonda.
Antonio Malonda tenía estudios teatrales y nos hizo una exhibición mímica. Recuerdo que allá por los años sesenta, realizó una serie de números en el Candil que maravillaron y deslumbraron a Ángel. Cogía un pañuelo, una sábana, de repente la quitaba y la transformaba. Jugaba con pequeños objetos y los convertia en otra cosa, sugería. Fue toda una exhibición de teatro minimalista y de gran imaginación. Recuerdo con simpatía que exclamó, después de aquella demostración de Antonio: "¡ he visto la luz, he visto la luz".
Calle Toro Encohetado, Sede de El Candil

Por aquel entonces estaba de moda Marcel Marceu. Malonda había estado en París y aunque era mecánico de profesión, sin embargo, era un poco de bohemio y se había ganado la vida en las calles de París haciendo mimo. Para Ángel fue como si se le iluminará el cielo. Se hicieron grandes amigos e incluso llegaron a compartir piso durante años. Ambos se fueron a Madrid. Por entonces, hacia el año 62 o 63, pagaban muy bien, no sé si 1000 pesetas por temporada, que para entonces era una barbaridad de dinero. Los ensayos de Ángel Arconada eran de película, montaba unos números impresionantes.

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